sábado, 19 de mayo de 2018

Cuarta Hipótesis: DESCRIPCIÓN DEL PROCESO FISIOLÓGICO DE ADELGAZAR.

(Este artículo ha de ser muy breve, pero, por favor, no deje de leerlo)

El objetivo de esta hipótesis es reunir conceptos que han aparecido algo dispersos en las anteriores.
Si ha entendido bien el pensamiento que he expresado en ellas pudiese pasarlo por alto, pero le aconsejo que lo lea (no le llevará demasiado tiempo). Aunque parezca un tanto redundante creo que este pequeño resumen de ideas terminará de aclararle todo.

Hay tan solo un modo de engordar: “el modo fisiológico”, como vimos en la hipótesis anterior. Es fundamental que quite de su mente la idea de que existe alguna “gordura secundaria” a otra patología: no hay ninguna enfermedad que produzca gordura. No existe ninguna "OBESIDAD ENDÓGENA"

Siempre se ha incriminado al hipotiroidismo (disminución patológica de la función de la glándula tiroides, que es un pequeño órgano que se encuentra en la parte anterior e inferior del cuello y que tiene como misión elaborar, almacenar y liberar según sea necesario, al torrente sanguíneo, dos hormonas -triyodotironina o T3, y tiroxina o T4– que requieren yodo para su elaboración y se relacionan con la regulación de todo nuestro metabolismo) se lo ha incriminado, le decía, en ser productor de gordura, pero eso no es más que otra falacia. En realidad, el hipotiroidismo solo conspira para que todo aquel que tenga tendencia a guardar energía en forma de grasa (que es lo normal y fisiológico) lo haga con mayor facilidad. El que padece esta tan común afección, a causa de ella tiene gran tendencia a disminuir su actividad física. La falta de deseos de realizar cualquier tipo de actividad es uno de los síntomas cardinales de esta enfermedad (se denomina “síntoma cardinal” al síntoma de mayor importancia para el médico de quien dependa establecer la identidad de cualquier patología).
El hipotiroide es “tranquilo”, “reposado”, “abúlico”; prefiere sentarse a leer que salir a caminar, quedarse a ver televisión que entretenerse con algún tipo de ejercicio. No existe en todo el planeta ningún hipotiroide que sea hiperactivo.
Si encima de todo esto su alimentación es tan mala como la de la mayoría en los tiempos actuales, su tendencia a engordar ha de ser mayor que la que sus genes le habían predestinado. Se mueve poco, luego necesita de menos energía, por lo que tendrá más facilidad (o posibilidad) de acapararla en forma de grasas si consume carbohidratos en proporción igual o mayor a las necesidades usuales del promedio de la gente.

Cuando el hipotiroidismo es muy importante y no se recibe medicación para resolver los problemas que ocasiona, se establece en sus portadores un sígno clínico al que se denomina “mixedema”: edema (hinchazón) producido por una substancia gelatinosa, densa, que hace aumentar, lógicamente, el peso de quien la lleve pero que “no es gordura”, si apelamos a la definición estricta de esa palabra.

Hay otras enfermedades (no vale la pena describirlas aquí) que también promueven una elevación de medidas y peso, pero no a causa de un aumento de tejido adiposo.
Obviamente cualquier persona que padezca cualquier problema de salud que promueva un aumento de peso y de medidas tiene, además, todo el derecho a estar gordo. En estos casos deben ser avisados que el tratamiento específico de la patología que los aqueje no hará desaparecer la gordura de base.

Es muy común que a los gordos se los trate con tabletas de hormonas tiroides aunque ni siquiera tengan un solo síntoma o signo de esta enfermedad. Eso también es iatrogenia (ya vimos la definición de este término en la primera hipótesis).

Luego de todo lo anterior creo que no hace falta aclarar que solo existe una forma lógica de adelgazar: “el modo fisiológico”.

Hagámosle cumplir su función a la grasa de depósito, y el adelgazamiento ha de ser el resultado forzoso.
Si una persona consume en forma cotidiana menos hidratos de carbono que los que necesita como fuente natural de energía para poder realizar sus actividades acostumbradas, su organismo recurrirá, invariablemente, al modo más económico del que dispone: transformar las grasas acumuladas en glucosa para usarla como combustible (o como elemento plástico en mucha menor medida).
Esta única forma lógica de adelgazar, no puede ser acelerada con ningún artilugio, salvo aumentando el consumo energético con algún tipo de actividad extra, como veremos en la decimosexta Hipótesis.
Todo otro tipo de “tratamiento adelgazante” que no se base en la disminución de la cuota cotidiana de carbohidratos y/o en el aumento del gasto energético, es contra natura.

Una curiosidad podría asaltarle en este momento: ¿Por qué entonces, y desde hace tantos años, el común de la gente gorda sigue sometiéndose a dietas de hambre, o a medicamentos que quitan el hambre, pretendiendo solucionar su problema?
También esta respuesta es simple: primero, porque la información que han recibido siempre es que solo se adelgaza comiendo poco; segundo, porque inconscientemente están cambiando un “conflicto eclipsante” (ya hablaremos de este fundamental tema en la sexta Hipótesis), su gordura, por otro de igual valor, ‘el sufrimiento que han de padecer con esos métodos con el objeto de librarse de ella’.
¿Es eso saludable?
Decididamente, no. Lo entenderá mejor dentro de un rato.

En mi vida he conocido a algunas personas que, ahora delgadas, me han contado que en una época (algunas durante mucho tiempo) han estado gordas, algunas muy gordas. Que se sometieron a dietas de hambre, o a cualquier otro tipo de método no fisiológico, enflaquecieron y luego, desde hace muchos años se transformaron en delgadas. Ahora son personas delgadas.
Cuando uno profundiza en la historia vivencial de cada uno de esos pacientes descubre un factor común en todos: tenían uno o varios conflictos mientras estaban gordos y, por esas gracias del destino, se resolvieron alrededor de la época en que intentaban “su último tratamiento”, por lo que una vez logrado lo que se proponían, ya no tuvieron necesidad de eclipsar nada volviendo a engordar u obsesionándose con el temor siempre latente de retornar a aquel estado.
No abundan ese tipo de personas, pero todos han de tener noticias de alguna.

El problema que plantean es que casi todas quieren convencer a los gordos que se cruzan en sus vidas de que hagan lo mismo que ellas hicieron, con la ilusoria (pero altruista) esperanza de que si siguen sus consejos conseguirán sus mismos logros.
Es lo que se ve en algunos de los coordinadores de los grupos de autoayuda, por ejemplo.
Es lo que hacen muchos de los médicos que pasaron por esa experiencia.

La de los coordinadores me parece una actitud bien intencionada, noble y loable. Improductiva, pero loable y noble.
Las de los médicos, esos que aconsejan a todos hacer lo que ellos hicieron para que puedan lograr lo mismo que ellos lograron, me parece... no sé como decirlo...
No quiero ser tan radical: simplemente le comentaré que no me gusta nada esa actitud.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

SI SU PREGUNTA TIENE ELEMENTOS QUE NO QUIERE HACER PÚBLICOS EN EL BLOG, SI NECESITA DE MÁS INTIMIDAD (PERO, POR FAVOR, SOLO Y ÚNICAMENTE EN ESOS CASOS) ESCRÍBAME A cesareo_rodriguez@hotmail.com CON GUSTO ENTABLAREMOS UNA NUEVA AMISTAD.

¡ATENCIÓN!

 Hola, amigos. Les informo que a partir del lunes 12 de octubre de 2020 todo lo que se puede leer en este blog se está reproduciendo en mi ...